"Blonde" Dir. Andrew Dominik | Reseña por Mauro Bengoechea
BLONDE
Dir. Andrew Dominik | EUA | 2022 | 2h46min.
Reseña por Mauro Bengoechea de Quinto Semestre.
Dentro del cine, como en cualquier otro arte, existió y sigue existiendo el tabú. Lo polémico. Lo innombrable. Lo indecente. Lo inmoral. Lo “incorrecto”. Estamos en el siglo XXI. Hoy es posible abordar con libertad diversas temáticas en torno a la sexualidad, derechos de la mujer, relaciones entre razas y críticas a sistemas políticos, económicos y religiosos sin temor a que nos censuren o nos linchen por pecar de basados ante la injusticia y el fanatismo-fascismo de ciertos sectores de la sociedad... O al menos así debería de ser.
“Todos estamos en peligro”, diría Pier Paolo Pasolini en una de sus últimas entrevistas, horas antes de que unos resentidos conservadores hasta la fecha anónimos le propinaron una grotesca putiza de muerte. Fue a través de ese enunciado que Pasolini expresó una verdad al parecer obvia pero de hecho muy desoladora de afrontar una vez que pensamos en ella. Una verdad que el propio cineasta sabía que era la suya, aún antes de encararla en su más brutal expresión. Una verdad que es nuestra, sin importar qué tan socialmente aceptable o non grato sea nuestro modo de pensar y de vivir. Una vez que elegimos vivir, aceptamos consciente e inconscientemente, el riesgo de ser cuestionados, desafiados, lastimados y por último, aceptamos que de una u otra manera y en cualquier momento, nuestro corazón dejará de latir.
Pero morir no es igual a desaparecer. Hay quienes a lo largo de su vida y hasta después de abandonar el mundo material se convierten en un símbolo idolatrado y expuesto, tanto a los ciegos halagos del prójimo, como a los múltiples juicios y teorías degradantes de la sociedad sobre quién era esa persona y lo que hacía fuera del oficio por el que todo el mundo la ubicaba, y por el que creían conocerla como la palma de su mano. Solo creían.
Observada por todos. Vista por nadie. Dos oraciones recurrentes en la campaña publicitaria de Blonde, el más reciente largometraje de Andrew Dominik (El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, Mátalos suavemente), con la brillante Ana de Armas liderando el reparto. Quizás la obra cinematográfica más controvertida del año pasado, y a mi parecer, igual que su figura protagonista, la película más incomprendida e injustamente repudiada por el público moralista promedio de hoy en día. Vayamos por partes.
Es mi responsabilidad dar este contexto, no solo para los detractores menos objetivos, sino también para aquellas personas que se encuentran indecisas sobre si merece la pena dedicarle 2 horas y 47 minutos de su vida a un producto tan globalmente criticado e infame. Por si alguien aún no está enterado/enterada/enteradx, éste filme NO es una biopic, ni tampoco pretende serlo, sino que está inspirado en la obra literaria del mismo nombre escrita por la autora Joyce Carol Oates, obra que a su vez es un relato de ficción que hace crónica de los supuestos acontecimientos que más marcaron la vida de una mujer llamada Norma Jeane, mejor conocida ante el mundo como Marilyn Monroe, y cómo aquellas tragedias y abusos sufridos fueron apagando su luz interior, sin que nadie pudiera salvarla.
Aclaro: no es una obra exenta de decisiones creativas cuestionables en relación a su discurso y enfoque. No puedo mencionar a detalle cuáles son para mí, ya que nunca me permito hacer spoilers al escribir mis reseñas. Pero haré mi mejor esfuerzo. Basta decir que encontré un par de detalles en los que, al igual que gran parte de la opinión crítica y del público, sentí que Dominik cruza un poco la línea entre un discurso de honestidad brutal y uno explotativo y humillante para la memoria de alguien que sabemos que ya no puede opinar ni defenderse respecto a cómo le retraten. Uno de estos detalles se presenta como una forma de Norma Jeane para dirigirse a ciertos personajes masculinos dominantes en su vida. Algo que más bien se siente como una imposición gratuita, ya fuera del director o de la autora de la obra primigenia, para infantilizar a Norma Jeane y hacerla ver como una mujer acomplejada que no sabe diferenciar las muestras de afecto de las agresiones disfrazadas de amor. Que si bien es algo que desgraciadamente es real y le sucede a muchas víctimas de violencia doméstica o de pareja, aquí se siente como un recurso forzado y hasta innecesario, pues las situaciones abusivas que sufre Norma Jeane hablan por sí solas a través de la imagen y las acciones.
El otro detalle es un plano cercano, prolongado y deshumanizante que probablemente fue lo que le dió la clasificación NC-17 en Estados Unidos. Ustedes sabrán cuál es.
Sin embargo y a pesar de que como dije, Dominik toma decisiones por el mero acto de provocar polémica y ello dista a Blonde de ser la obra maestra que pudo ser. En mi opinión es un trabajo extraordinario. Las íntimas composiciones visuales del cinefotógrafo Chayse Irvin, junto con la densidad camaleónica del montaje de Adam Robinson, imprimen un virtuosismo innegable y onírico a la odisea de pesadilla de Norma Jeane a través de una progresiva muchedumbre de parásitos sin empatía que solo sabían destruir todo aquello que tocaban. Sobre todo a una mujer. Sobre todo en los años 50. Y del mismo modo, aquellos lapsos de calma y felicidad de la protagonista son retratados con un genuino amor por el cine y la gama inmensa de sensaciones que éste arte puede transmitirnos. Nos sentimos abrazados por la belleza en medio del horror y el desconcierto.
Hubo quienes dudaron respecto al casteo de Ana de Armas en el papel de Norma Jeane/Marilyn Monroe. Cuando la ví caracterizada como la diva de Hollywood en las fotos detrás de escena, prácticamente nunca tuve ninguna duda de que su trabajo sería impecable. No solo es el hecho de que al ver a Ana sonriendo de oreja a oreja y cerrando los ojos, estás viendo a Marilyn. Se pone en la piel del personaje de un modo tal que logra captar la esencia del ícono que solo existe en la pantalla grande, a la vez que encarna a la perfección el tristemente real sentir de las mujeres en el mundo del espectáculo tan bello para el público y tan infernal para las que lo hacían posible, tanto en esos años como actualmente. Todo lo que ella siente, nosotros lo sentimos. Su ansiedad, su incertidumbre constante de quebrarse, su enojo, su necesidad de tranquilidad, de ser escuchada, comprendida, vista por alguien, aunque sea por una sola alma buena, en medio de los podridos seres que la han usado para su propio placer y beneficio sin importarles el ser humano más allá del cuerpo que lo alberga.
Respecto a la narrativa, en un principio podríamos decir que lo que hace Andrew Dominik es ponernos un visor de realidad virtual. O unos lentes parecidos a los de They Live (1988) de Carpenter. Igual que en dicho filme, este visor puesto en nuestros ojos es muy desagradable e incómodo. Un visor para ver el mundo como un vil paparazzi misógino de esos años. Su estructura nos lleva por un tour macabro e invasivo, muy ocasionalmente bello, navegando de forma cronológica entre acontecimientos reales, rumores sensacionalistas, suposiciones atestiguadas por nadie, eventos que todo el mundo vió y juzgó, momentos cuyo grado de exactitud histórica sólo Norma Jeane lo supo, sensaciones y sentimientos que probablemente fueron muy reales. De modo que este visor no es solo para ver el mundo a través de los ojos de un hombre voyeurista. No nos pone ese visor para celebrar la cultura machista de su tiempo, sino para exponerla. Sentirla. Hacernos enojar. A través del visor narrativo de Dominik, no solo vemos, sino sentimos y experimentamos las heridas y el daño psicológico progresivo que los chismes, un contexto cultural retrógrada y los cómodos prejuicios de la gente pendeja pueden generar en una persona. Hasta disociarla. Hasta hacerle no saber lo que es real. Hasta matarla.
9/10. Desearía poder haberla experimentado en un cine. Es un extraño sueño de esos que son sueños bellos y a la vez pesadillas que amargan el estómago al despertar. Un malviaje. Una disociación mental. Una obra perturbadora e impresionante. Merece el tiempo y la apreciación personal de todx artista de las imágenes.