'The Guardian' (2006) Dir. Andrew Davis | Reseña por Jess
The Guardian
Dir. Andrew Davis
EUA | 2006 | 2hrs 19min
por Jess | Alumna de segundo semestre de la carrera de cine A7 CDMX
¿Cuál es el secreto para que una película sea tan memorable para una persona? ¿Puede ir más allá de la complejidad de los personajes? ¿El espectador tiene que sentirse identificado... o tal vez la película le mostró la cantidad de mensajes que necesitaba? Ese fue mi caso con The Guardian, dirigida por Andrew Davis, 2006, que a pesar de no tener tan buena crítica en internet, tiene un gran valor porque logra dar la enseñanza correcta a ciertas personas.
Al inicio de la película, además de conocer al personaje Ben Randall —un rescatista de la guardia costera— podemos encontrar sus dos principales conflictos: tiene problemas con su esposa a causa de su trabajo, ya que ella considera que no le deja el suficiente tiempo para vivir en paz, además de ser bastante riesgoso. El otro (sin orden de importancia) es que quedó con traumas bastante significativos después de haber perdido a su equipo de rescate. Naturalmente, el segundo es un gran causal para el resto de la película; no habría casi nada de todo lo demás de la historia si Ben Randall no estuviera traumatizado.
Después conocemos a Jake Fischer, que a primera instancia me atrevo a describirlo como “competitivo, terco y malhablado, pero tan apasionado que es imposible echarle algo en cara” —oración cuya originalidad no me pertenece—. Se trata de un estudiante que aspira a ser rescatista y que, a diferencia de Randall, no sabemos nada, pero por la obvia presentación sabemos que es un personaje importante; de hecho, también me atrevería a decir que es bastante discutible sobre quién de los dos mencionados es el verdadero personaje principal, o si es que ambos lo son.
En las escenas siguientes, donde empieza el entrenamiento, conocemos —muy por encima— el tercer conflicto de Ben Randall: ya está envejeciendo pero él quiere demostrarse a sí mismo que aún tiene la fuerza de cuando era joven. De cierta forma ya podemos imaginar que estará acomplejado, desde que se negó a ser el instructor de unos jóvenes hasta donde recién se levanta y trata de ejercitarse.
La primera enseñanza con la que decido quedarme es serle fiel a tus palabras y saber llevarla a todos los campos de tu vida, conociendo sus múltiples significados. Como cuando Jake Fischer dice que está dispuesto a dar su vida por la de otros, sin embargo no ayudó a su compañero cuando éste sintió un calambre en medio de la primera prueba y Randall se lo hizo entender.
Si hay algo que debo mencionar pero no es relevante para la película, es cuando Jake y Mitch Lyons empiezan a pelear y la reacción de los demás es inmediata; el sujeto apenas levantaba los brazos para empujar a Fischer y ellos ya estaban poniéndose de pie para separarlos, y no es como que realmente estuvieran atentos a su discusión; cada uno estaba en su asunto.
Después de unas cuantas escenas es cuando sabemos del trauma de Ben, y lo que lo hace regresar al momento donde pierde a sus compañeros es la luz rojiza de las bengalas, se desorienta y vemos pequeños flashbacks donde la luz roja emplea una apariencia más sangrienta en las escenas. Honestamente es un efecto que me gustaría mucho utilizar, especialmente en aquellas ocasiones donde no sea tan sencillo el manejo de la sangre falsa en grandes cantidades.
Al paso de los minutos en la película, logramos ver que Jake Fischer tiene más necesidad de impresionar a Randall y de sobresalir en la academia que de salvar vidas, y es por eso que el instructor decide que la clase del día será para romper récords, de los cuales todos son suyos. Quisiera resaltar la ironía que maneja el personaje de Randall en esta escena, diciendo cumplidos de manera burlona, pero que son verdad al final del día, Jake es el mejor de la clase. Simplemente creo que es una de las mejores maneras de desacreditar ese tipo de actitudes; aún y cuando Ben sigue intentando romper los récords, intentando “probar que es joven” según las palabras de Maggie McGlone en la siguiente escena. De la misma forma, deseo señalar la enseñanza de Maggie: la vejez, o incluso madurez, no tienen porqué significar algo negativo; tanto el dolor como la "debilidad" en los huesos no es nada más de que ya tuvieron su utilidad, se usaron con frecuencia y no existió el miedo a dañarlos.
Considero que dos de las cosas más rescatables en términos generales son: cuando nos hacen creer que Jack Skinner podría ser el antagonista de la película y la enseñanza de Ben Randall hacia Hodge, donde ambas cosas van unidas. Durante el proceso de creación de esta reseña pude percibir esta unión; casi al inicio de la película, donde cuestionan a Randall sobre el porqué expulsó a Mitch Lyons cuando, según en las palabras de los tenientes, era uno de los mejores de la academia; independientemente de sus motivos, esta escena logra que nosotros como espectadores creamos lo mencionado sobre Skinner. Es hasta la mitad de la película donde, al menos por mi parte, entiendo que el verdadero motivo de esa sugerencia es nada más que crear tensión al momento en que Hodge, finalmente, comprende las palabras de su instructor. “La única diferencia entre la víctima y tú es la actitud con la que entras al agua.”
Naturalmente hay muchas cosas de esta película que no he mencionado, cosas importantes que no estaría demás mencionar pero es resumir toda la historia en un par de cuartillas; y si a este punto todavía es válido advertir sobre spoilers, que así sea.
Creo que al final de una película todos esperamos ver una evolución en los personajes, diría que es normal ver una diferencia importante entre el inicio y el final con respecto a ello; sin embargo, también diría que entiendo perfectamente cuando uno de los personajes muere y no alcanza a evolucionar en su totalidad, en este caso podría parecer que sucede así; Ben Randall muere y muchos podríamos decir que es triste o incluso desesperante que él no pudo superar el fuerte trauma que tenía y que tampoco logró solucionar sus problemas con Helen, pero como dije “podría parecer”, ya que la verdadera evolución se refleja en Jake Fischer, quien absorbió todo ese recorrido que Randall tenía que avanzar. Comprendió que no es posible salvar a todas las vidas, que no tienen superpoderes y —por supuesto— que no son indestructibles por más experiencia que tengan acumulada; Fischer comprendió —indirectamente— que los problemas personales no deben afectar nunca el resto de tu vida; claro, también entendió que no es malo amar con locura, forjar lazos “serios” porque —especialmente para él— todo podría acabar al día siguiente. Imagino que el motivo de esta evolución “hereditaria” es porque ambos eran personajes muy similares; Randall debía ver en Fischer su propio reflejo, y así fue cuando Jake dice “las personas como nosotros no van de pesca”. Por último, una nimiedad digna de destacar, sería la escena donde en clase les enseñan a que la persona más importante a quien salvar es a sí mismos, y que llegará el momento donde tengan que decidir quién vive y quién no; y en la escena donde Ben Randall muere, ocurre justo lo que se vio en esa clase y suena la misma canción para ambas escenas.
Hay que reconocer que esta no es una obra cinematográfica inigualable, a niveles estéticos no cuenta con grandes o memorables aportes, pero sin duda tiene valores y/o enseñanzas que no se pueden encontrar en muchas películas; cabe recalcar que no escribí sobre todas ellas. También me encontré que es una película no tan reconocida como yo pensé que sería, así que, deseo tomar esto como una recomendación especial a todo aquel que se atrevió a leer esta reseña con todo y spoilers.